TAOLANDIA® CONSCIENCIA

LA VERDADERA CURACIÓN DE LAS HERIDAS EMOCIONALES EN 5 PASOS
En el curso de nuestra vida, hemos recogido una serie de traumas emocionales y psicológicos en los conflictos con otras personas. Estos traumas emocionales y psicológicos son parte de nuestro pasado, y con frecuencia son inconscientes. Sus efectos son, sin embargo, reales: por lo general, estos traumas emocionales y psicológicos se encuentran en el fondo de la fluctuación de nuestras emociones, estados de ánimo negativos y las explosiones emocionales, a menudo aparentemente inexplicables.
Estos estados de ánimo pueden fácilmente tomar el control de nuestro comportamiento, nos enredan en acciones de las que más tarde lamentamos o nos avergonzamos. ¿Es posible curar estos traumas emocionales y psicológicos? Y ¿cómo? Somos capaces de curar los traumas psicológicos a través de un proceso de cinco pasos.
Paso 1: Comprensión
En el proceso de curación, el primer paso es el más importante, ya que la comprensión es esencial para un cambio real. Durante nuestra vida, a menudo decimos a los demás lo que a nosotros mismos que, "sé cómo debería comportarme, pero no puedo hacerlo. Sé lo que es correcto, y todavía hago otra cosa una y otra vez. Simplemente no puedo cambiar”.
El punto es que en sí mismo no es suficiente saber cómo comportarse correctamente. El conocimiento y la comprensión real son dos cosas diferentes. Para un cambio real, se requiere una comprensión completa.
Tenemos que entender que en el fondo de nuestros patrones aparentemente inmutables de comportamiento, están nuestras heridas mentales, adquiridas en el pasado. Estas heridas mentales se han hundido en el inconsciente. A diferencia de las heridas físicas de nuestro cuerpo, estas heridas mentales nunca sanan.
Los patrones de comportamiento alimentados por nuestras heridas mentales son autosuficientes. Por ejemplo, estamos temerosos de nuestro jefe porque nos habló de una manera superior frente a nuestros colegas. Luego, después de un tiempo, la aprensión desaparece, y creemos que nuestro enojo se ha ido. Pero nuestra ira no ha desaparecido; por un tiempo había sido consciente, pero luego se hundió en el inconsciente, hasta las profundidades de nuestra alma. Ahí es donde está esperando su turno, para emerger de nuevo a la superficie.
Puede que no tenga que esperar mucho, ya que al regresar a casa del trabajo, el comportamiento de nuestra esposa o hijos podría provocar la reaparición de la ira. Suministramos nueva fuerza, nueva intensidad a nuestra ira, la sostenemos, y volverá a surgir una y otra vez en el resto de nuestra vida.
Paso 2: Asumir la responsabilidad
Cuando nos enojamos por algo o alguien, creemos que el enojo nos pertenece, es parte de nuestro Ego. A continuación, tratamos de encontrar alguna excusa para nuestro comportamiento. Nuestra explicación más común es que nuestra ira fue causada por la otra persona, o que era el único comportamiento posible en la situación en cuestión. De esta manera, rechazamos la responsabilidad, culpamos a nuestro medio ambiente, tratamos de encontrar un chivo expiatorio a quien culpar por nuestro comportamiento que es inaceptable incluso para nosotros mismos. En el primer paso nos dimos cuenta de que la ira es causada por nuestras lesiones mentales, el medio ambiente sólo proporciona un marco para que la ira se cargue con energía y romper a la superficie en nosotros.
Sólo podremos lograr un cambio real en ese respecto si nos damos cuenta de que nuestra pena, infelicidad, celos o cólera, y nuestro comportamiento relacionado con estas emociones, son casi siempre las consecuencias de alguna herida interna. Por lo tanto, debemos dejar de tratar de encontrar excusas para nuestro comportamiento todo el tiempo. Debemos asumir la responsabilidad de nuestra ira o infelicidad, y ser conscientes de que esos son los productos de nuestras lesiones mentales.
Pasos 3: Experiencia, Empatía
Para poder curar nuestras heridas internas, debemos estar alertas, y debemos reconocer los patrones de comportamiento que están arraigados en la herida interna, y debemos asumir la responsabilidad de ese comportamiento.
Cuando la tristeza, la infelicidad, los celos o la ira vuelvan a surgir en nuestras vidas, no debemos dirigir nuestra atención hacia nuestro entorno, en busca de una razón para nuestro comportamiento dictado por las emociones negativas. En su lugar, concentrarse en la emoción específica en sí. Por ejemplo, si sentimos ira, experimentémoslo al máximo. Veamos y experimentemos completamente cómo es esa emoción.
Paso 4: Volver
Una vez que hemos experimentado las emociones de la tristeza, la infelicidad, los celos o la ira en su totalidad, intentemos volver al pasado y encontrar la raíz de esas emociones, la herida interna original que alimenta esa emoción particular. Podemos encontrar un número de pequeñas heridas, pero no se detienen en la primera, tratar de cavar profundamente y revelar la primera herida. Examine cómo y bajo qué circunstancias se realizó esa herida interna particular. Podremos lograrlo, ya que nuestro pasado está allí con nosotros, existe allí, sólo inconscientemente. Ahora intencionalmente traemos esas heridas a la luz de la Conciencia.
La lesión mental se abrirá para nosotros. No hay nada que deberíamos hacer con esa herida interior. Todo lo que tenemos que hacer es estar alerta, vigilar con toda nuestra atención. No debemos permitir que la mente comience a trabajar en nosotros, haciendo juicios sobre la situación en la que recibimos la herida.
Si la Mente comienza a trabajar, el proceso de culpar a la responsabilidad sobre los demás nunca cesará, y la herida mental nunca será sanada en nosotros. Lo que es más, se hará aún peor.
Siempre que tenemos la oportunidad, en el momento de la tristeza, la infelicidad, los celos o la ira, debemos volver a nuestro pasado. De esta manera estaremos cada vez más experimentados en la detección de las heridas mentales en el fondo de nuestras emociones negativas y comportamiento inaceptable.
Paso 5: Recuperación
Observemos en un estado de alerta y sin hacer juicios cómo se hizo una particular herida mental en nosotros. Al observar y estar alerta, reconoceremos los patrones condicionados de la mente, y esa es la única manera de interrumpirlos. Cerramos el pasado, y el camino para las posibilidades reales se abrirá.
Cuando volvemos conscientemente a nuestro propio pasado, y miramos una herida mental con total vigilancia, este estado de alerta y conciencia se convertirá en una fuerza curativa. Una herida interior no fue sanada antes porque había sido hecha en la ignorancia y permaneció allí debido a la falta de nuestra vigilancia. La luz de la conciencia es un remedio, sana nuestras lesiones mentales sin que tengamos que hacer otra cosa para la recuperación.
Cuando la conciencia consciente llega a una herida mental, la herida será sanada, y desaparece. Con la desaparición de la herida el patrón de comportamiento generado por esa herida particular también desaparecerá.
Ese es el comienzo de cambios reales en nuestra vida, ya que no sólo cambia nuestra conducta, sino que también regresamos a una de las cualidades elementales de nuestra vida: la atención alerta y consciente. Esa atención nos salvará de sufrir más heridas mentales. Así es como llegamos lentamente a la puerta de entrada que conduce a una vida de calidad totalmente nueva.
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José Luis Badía Gómez.
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